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Cartas desde Vietnam

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Grupo de vendedoras callejeras en Hanoi, uno de los grupos de mujeres que, según las organizaciones, sufren más violencia doméstica.

Por Bárbara Bécares

De acuerdo con un estudio del Instituto de Estudios Sociales de Vietnam, el 82% de los hogares rurales del país y el 80% de los hogares de la ciudad registran casos de violencia doméstica. El estudio destaca que de estas cifras, entre el 9 y el 10% las víctimas son hombres. Pero lo que habría que destacar es que el 90% de los casos son mujeres. Sería bueno saber cuántas mujeres (y hombres) mueren a causa de la violencia doméstica pero no parece haber datos oficiales en el país.

Las mujeres en Vietnam tienen una gran presencia social y muchas de ellas trabajan fuera de casa durante largas horas para conseguir sacar a la familia adelante porque con el sueldo del marido no es suficiente. Sin embargo, es fácil ver la dominancia de los maridos junto a sus mujeres, como ellas se empeñan en reírles las gracias que a veces no tienen o colocarles su cubierto en la mesa cuando él llega tarde a la cena.

Justo esta semana aparecía un artículo en un periódico vietnamita que también se escribe en inglés para su proyección internacional, llamado Thanh NienNews que tocaba precisamente este tema, planteándose el hecho de la violencia doméstica como síntoma de la ruptura de las familias. La familia es el pilar en Vietnam. Lo que un familiar diga es algo casi sagrado, en un país donde gran parte de la población tiene como religión el ‘culto a los ancestros’ y donde todos tienen un altar para presentar respeto a sus abuelos o familiares fallecidos. En Vietnam es muy normal vivir bajo el control de parientes aunque sean lejanos. Ellos dicen que es que se cuidan unos a otros, pero desde la perspectiva europea, parece más control que cuidado, en muchos casos.

Pues el artículo mencionado apelaba constantemente a la fractura de la familia a causa de la violencia de género y también, en algunos casos, violencia a los hijos o a las personas mayores de la familia.

Hasta ahora todo correcto.

Pero sorprende del artículo, en un periódico que tiene proyección internacional, aparezcan las declaraciones de un experto del Instituto de Sociología con sede en Hanoi, que se plantea si a la hora de tocar el tema de la violencia doméstica parece que la sociedad sea “injusta” con los hombres, al no ser conscientes de que el patriarcado, al que se culpa de esta situación, “también son víctimas de esa estructura social”, de acuerdo con las palabras textuales del artículo.

El mencionado sociólogo dice que «se espera que los hombres hagan ciertos trabajos que a veces no son capaces de hacer debido a su condición», y explica que la presión de mantener las normas y obligaciones bajo el sistema patriarcal les afecta tanto psicológica como físicamente.Parece una manera de justificar esta situación, que en Europa, tenemos la suerte de que ya no se justifica. Cuando hay un caso de violencia de género que acaba en muerte y que muchas veces aparece en los medios, no se cuenta la disputa preliminar que desencadenó en el asesinato de una mujer más a manos de su marido. Sin embargo, este artículo, para ilustrar con un ejemplo práctico las declaraciones del sociólogo, cuenta que uno de los asesinatos acontecidos en Vietnam hace unos meses, vino después de que la esposa le dijera a su marido, granjero y con poco dinero, después de que su esposa le dijera que si le dejara, habría muchos hombres ricos dispuestos a casarse con ella y de que ella se mofara de su situación de pobreza. El marido la empujó, continúa relatando el artículo y ella le respondió con otro empujón, tras lo que el hombre, el asesino de su esposa, le golpeó la cabeza contra el suelo hasta que ella murió.

Quien sabe todo lo que pasaría esa mujer durante tantos años de matrimonio, con un hombre capaz de golpearle la cabeza hasta matarla, para que el artículo ilustre “la presión de los hombres en una sociedad patriarcal” con este comentario de esta mujer que se ríe de su marido y de sus recursos.

Así, en un país donde la violencia sigue en aumento según los estudios, no vamos por el buen camino.

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