Resulta evidente que ese amplísimo género llamado Rock Progresivo está de moda en el sur: si Glazz nos ofrece la versión más jazzística, Sweet Hole la fusión con el Heavy Metal y Quercunian Camerata la más Folk-Medieval, El Tubo Elástico nos regala, desde Jerez, la perspectiva Post – Space Rock al más puro estilo Ozric Tentacles, Toundra o Explosions in the Sky.
Lo primero que llama la atención nada más comenzar la escucha es la impecable autoproducción; un sonido cálido de nitidez sorprendente, que nos predispone a apreciar los detalles y matices con el mismo grado de atención que los músicos regalan en su producción.
Partiendo de que El Tubo Elástico consigue algo tan complicado como mostrar sus múltiples influencias manteniendo un estilo propio reconocible, el devenir del álbum nos permite transitar desde las marcadas influencias kingcrimsonianas de Rojo (Red) o Chamaleon (Larks´ Tongues in Aspic) y el comienzo a lo Gilmour de Vampiros y gominolas, hasta las evocaciones del Snow Goose de Camel en El enjambre, pasando por una refrescante zambullida en los Tangerine Dream de mediados de los 70 (Phaedra, Stratosfear) en Pandora e Ispra.
Evidentemente El Tubo Elástico (2015) no es un álbum para todos los públicos, al menos no para su “escucha activa”, pero los seguidores del Ambient Progresivo recibirán grandes dosis de satisfacción en el consumo del producto. Quizás un mayor trabajo melódico, en detrimento de las variaciones a través de arreglos, restarían aridez a una pieza que, en conjunto, no solo funciona sino que vislumbra un gran futuro para los jerezanos en particular, y el género progresivo andaluz en general.
