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La gira en solitario de Angel  Olsen nos ha regalado cuatro citas inolvidables (seguro que los asistentes a alguno de ellas estarán de acuerdo conmigo) con escalas en Madrid el martes pasado, Barcelona el miércoles, San Sebastián el jueves para cerrar en Santiago el sábado.

Desde Achtung! hemos tenido el enorme placer de asistir al primero de los conciertos que dio en el Teatro Calderón de Madrid. Un auténtico “Sola ante el peligro” del que salió por la puerta grande dejando a su público satisfecho pero con ganas de tenerla más tiempo entre nosotros.

Apenas hora y media de concierto entre la penumbra y el humo del escenario le bastaron para llenar el inmenso Teatro Calderón habitándolo con su grandiosa voz y su guitarra. Su naturalidad, simpatía y buen hacer creó una conexión tan especial entre artista y público que conseguía que cada uno de los asistentes se sintiese como si el concierto fuese sólo para ti.

El repertorio que rescata para esta gira en solitario está centrado en sus primeras composiciones, descartes, caras B y alguna versión antes de que la fama mundial le llegase de la mano de My Woman (2016, Jagjaguwar) y siendo precisamente éste álbum el que queda por completo fuera del setlist cuando seguramente es el que ha llenado la sala. Pero la de St. Louise tiene a estas alturas del partido tantas tablas que es capaz de presentar sus canciones desnudas adornadas por los infinitos colores y texturas de los que es capaz de vestirlas su mejor instrumento, su Voz. De la guitarra, ella misma confiesa que tan solo lleva dos años tocándola y que debería hacerlo mucho mejor como podía tocarla su ex novio. Pero esto es algo que ya dijeron hace tiempo los chicos de Radiohead con el “Anyone Can Play Guitar” pero hay algo mucho más complejo en lo que Angel Olsen es una auténtica maestra y es su capacidad de escribir canciones, emotivas que no tristes, de las que te erizan el vello y te encogen el alma y se quedan a vivir contigo días después del concierto.

La noche se inaugura recuperando una antigua canción de los Everly Brothers, Since you broke my heart que va enlazando con temas de su primer trabajo en solitario Strange Cacti (2011, Bathetic Records), EP grabado mientras colaboraba con la banda de Bonnie «Prince» Billy and the Cairo Gang y entre canción y canción mientras afina y ajusta la cejilla no para de contarnos historias varias sobre su vida, sus inicios en la música cuando creía que no saldría de pobre pero le consolaba pensando que era rica de corazón, eran los años de composiciones como Some Things Cosmic o Drunk and with Dreams.

Olsen aprovecha la gira para presentar algunos de los temas nuevos en los que está trabajando All Mirrors, Too Easy o Lark Songs pero también tiene tiempo de atender peticiones del público y es tan natural que a pesar de no tenerlo preparado improvisa tratando de recordar cómo sonaba May as Well.

El álbum que se convierte en el verdadero protagonista de la noche es Burn Your Fire For No Witness (2014, Jagjaguwar) del que reserva sus mejores temas para el final. Cierra la noche con la espléndida Windows, mi debilidad personal.

Abandona el escenario deprisa y corriendo sin despedirse porque como ella misma nos contó había bebido demasiada agua pero regresa al escenario en tiempo récord para tocar un bis y cerrar la noche con la penetrante White Fire, tema que se mece arriba y abajo como las olas del mar al ritmo tenue de su guitarra y susurrante voz.

Nos vamos con la sensación de haber asistido a un concierto mágico, como si hubiese transcurrido en la más estricta intimidad del salón de nuestra casa y con pena de no poder contar con ella en las cañas posteriores al concierto para invitarla a la paella que ella quería tomar en España pero que de momento le habían dado gato por liebre. Ojalá en una de las citas posteriores lo consiguiese y sino queda pendiente para tu siguiente visita, estaremos encantados si nos la reclamas!

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