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Por Jacobo Vázquez

Cuando en el mes de junio Alex Turner y los suyos comenzaron a entregarnos píldoras de lo que sería su quinto trabajo, era fácil de intuir que los Arctic Monkeys nos traerían en otoño uno de los álbumes del año. Además, el haber anticipado tres singles antes de la salida oficial del disco también permitía aventurar la impaciencia de la propia banda por editar y dar conocer cuanto antes el material que ya tenían grabado.

En AM nos enfrentamos a unas texturas más oscuras que en sus anteriores álbumes, aunque próximas a lo que ya pudimos encontrar en Humbug, su tercer disco. Sin embargo, lo que allí deambulaba peligrosamente por la frontera de lo plomizo, aquí resplandece gracias a un tratamiento más ligero de los arreglos. El sonido, fibroso y sólido, nace de la metronómica base rítmica y crece alrededor del rock de los años setenta -década omnipresente en AM-, tanto en los singles R U Mine? y Do I Wanna Know, como en el glam despedazado de I Want It All, la inspiración velvetiana de Mad Sounds y, sobre todo, los coros soul. Todos estos elementos imprimen a las canciones un extraordinario encuadre nocturno, sexual y sudoroso, único en lo que llevamos de año.

Uno de los pocos respiros que nos concede el álbum es la balada No. 1 Party Anthem, un tema que sigue la línea trazada por la BSO que Alex Turner compuso en solitario para la película Submarine. La irónica letra sirve para ilustrar la sencillez con la que Alex es capaz de recrear imágenes ligando ternura y acidez. En esta ocasión, el punto de partida es el instante previo al inicio de una conversación con alguien del género opuesto, donde monólogos y miradas furtivas se suceden sin cesar. Su facilidad para diseccionar estas escenas tan reales y cercanas partiendo de detalles cotidianos como éste, perpetúa la tradición iniciada por otros grandes letristas británicos como Paul Weller o Jarvis Cocker.

Lejos quedan ya los años donde la sombra de ser un grupo hypeado planeaba sin cesar a su alrededor. Y es que los Arctic Monkeys demuestran en AM que son una banda en movimiento,  que evoluciona disco tras disco, pero que todavía conserva intacta su personalidad. Y lo más importante, AM los confirma como uno de los grupos británicos más relevantes de principios de este siglo.

@jvgalan

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