Seleccionar página

15-M

Por Pablo L. Orosa | Fotos Ramiro García Gallego | Ólafur Kr. Ólafsson

En 2008, altavoz en mano, los islandeses lograron derrocar un gobierno que los había arrastrado a la mayor crisis financiera imaginada. TRES AÑOS DESPUÉS En España, miles de personas salieron a las calles para apoyar una revolución pacífica. a las puertas de las elecciones generales el movimiento permanece vivo. La pregunta es, ¿hasta cuándo?

La mañana del 11 de octubre de 2008, plomiza como casi todas en Reikiavik, Hördur Torfason se plantó en los aledaños del parlamento islandés, el Alþingi. Para entonces, los bancos más importantes del país, Kaupthing, Landsbanki y Glitnir, se habían hundido. La bolsa del país que un año antes lideraba el Índice de Desarrollo Humano se había desplomado más de un 76 por ciento y el plan de ajuste ideado por el primer ministro, Geir Haarde, obligaba a cada islandés a pagar casi 60.000 euros de media. “Había que ajustarse el cinturón”. spanish revolutionTorfason, cantante, actor y activista político gay, sentado en el sofá de una peluquería no quiso entender el mensaje del primer ministro. Cogió su guitarra y un micrófono y se asentó en la puerta del Parlamento para protestar por la situación de su país. Algunos amigos se le unían esporádicamente. Unos días después, un alto mandatario islandés le invitó a marcharse. Torfason rechazó su sugerencia y pidió ser recibido por las autoridades. Éstas también rechazaron su sugerencia. Entonces, puso velas en el suelo. Una por cada ministro; y comenzó a hablar. Durante una semana cada día a las 12 en punto del mediodía Torfason abría su discurso pidiendo al gobierno que dimitiera, “Había fallado en sus cometidos como gobierno, y para mí y la mayoría de la gente, veíamos que estábamos rodeados de corrupción”, explicó el propio Torfason meses después. Al sábado siguiente decenas de personas se concentraron a su alrededor. Algunas aceptaron su invitación y cogieron el micrófono. Tenían mucho que decir. El movimiento se expandió rápidamente gracias al boca a boca actual: Facebook y Twitter. En unas pocas semanas aquel arrebato de dignidad había calado en todo el país y la presión popular obligó a la disolución del Parlamento y a la convocatoria de elecciones generales el 23 de enero de 2009. Los islandeses no se quedaron ahí. Sacudieron los cimientos del Estado, persiguieron a los banqueros que les llevaron a la bancarrota –el ex primer ministro conservador Haarde fue acusado en abril de 2011 de “extrema negligencia” y de ocultar información sobre lo acuciante de la crisis– y dijeron ‘no’ en referéndum a la devolución a Reino Unido y Holanda de una deuda de 4.000 millones de euros. Islandia, un país de apenas 331.000 habitantes había enseñado el camino.

Generación NiNi: Ni tragamos Ni callamos #nolesvotes #15M

“Apelemos todavía a una verdadera insurrección pacífica contra los medios de comunicación de masas que no proponen otro horizonte para nuestra juventud que el del consumo en masa, el desprecio hacia los más débiles y hacia la cultura, la amnesia generalizada y la competición a ultranza de todos contra todos”. Stéphane Hessel, activista, superviviente de Buchenwald y diplomático –fue uno de los redactores de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948- logró lo que nadie antes: despertar las conciencias de miles de personas en toda Europa. Las plazas de toda España fueron el epicentro de un movimiento nacido de un alegato contra la indiferencia que había abocado a los países occidentales a una agravada crisis sistémica. “El caldo de cultivo del movimiento 15-M es la situación de cabreo generalizado ante la crisis, con un paro galopante, por un lado, y la sensación de un funcionamiento democrático, no de la democracia como tal, que se percibe como no representativa de las demandas de la sociedad. De la juvenil en primer lugar, con altos porcentajes de paro, de la gente inquieta y con poco trabajo, por jubilación o paro, en segundo lugar”, señala a Acthung el catedrático de la universidad de Deusto, Javier Elzo.

El 15 de mayo de 2011 miles de jóvenes tomaron pacíficamente las calles de más de 50 ciudades en toda España. En unas horas la plaza de Sol, en Madrid, se convirtió en un proto-estado organizado en comisiones: Legal, Acción, Actividades, Barrios, Estatal e Internacional, Información, Infraestructuras, Lenguas de Signos. Qué hacer, qué decir…todo se votaba en interminables asambleas en las que participan todos los espectros de la sociedad: estudiantes, mileuristas, parados, amas de casa, jubilados. “El 15-M surge como algo nuevo, sin origen político o sindical, por eso consigue que la gente se identifique”, apunta Jaime Pastor, experto en movimientos de masas y profesor de Sociología en la UNED.

Amplia tabla de reivindicaciones

El movimiento 15-M comparte con la revolución islandesa el objetivo de iniciar una etapa de regeneración democrática. No obstante, “la tabla reivindicativa” del 15-M es “más amplia y diversa, pues implica a toda la sociedad”, puntualiza Pastor. Derecho a una vivienda digna –con reforma de la ley hipotecaria para que la entrega de la vivienda en caso de impago cancele la deuda–; abolición del plan Bolonia y la ley Sinde; una reforma fiscal –implantación tasa Tobin–; control a la banca y los mercados financieros; y, sobre todo, una forma de la ley electoral con listas abiertas y circunscripción única.

Reportaje ActhungA diferencia de las revueltas griegas en 2008 o los altercados en Inglaterra en agosto de 2011, el 15-M propone una “desobediencia civil no violenta” para conseguir sus objetivos. “Eso inspira un mayor consenso” y permite integrar a un “espectro más amplio de la sociedad”, señala Pastor, pero al mismo tiempo puede acabar por cercenar el movimiento. “El 15-M es más un movimiento de protesta que de construcción. La protesta agrupa con relativa facilidad. Siempre es más fácil unirse y movilizarse contra algo o contra alguien. Es más complicado y difícil ponerse de acuerdo en objetivos a corto y medio plazo”, subraya Elzo.

Incierto futuro

Las dudas sobre el futuro del movimiento se acrecientan con el paso de los días. Sólo los desalojos forzosos de la policía reavivan la mecha. Algunas voces apuntan a que el movimiento está agonizando. Otras aseguran que resurgirá con más fuerza ante las próximas elecciones generales de noviembre. “La mayoría no ve en las elecciones una respuesta a la crisis”, afirma Pastor, experto en movimientos de masas. Por ello surgirán nuevos foros sociales alternativos y se mantendrá una agen da reivindicativa. “Es posible que haya menos consenso. Algunos optarán por votar a partidos minoritarios, IU, Equo o incluso UPyD”. Lo que es seguro es un aumento exponencial del voto nulo y el voto en blanco, la tercera fuerza política tras PSOE y PP. “La izquierda no debe esperar una ayuda del 15-M. Es un movimiento que difunde una no-ideología, una actitud crítica contra la política. Es un voto de nadie, de negación”, añade el catedrático de sociología de Universidad Complutense, Fermín Bouza, para quien el movimiento tiene fecha de caducidad: “El 15-M nace unido a la crisis y, sobre todo, al paro juvenil. Es un movimiento fuerte durante la crisis pero dejará de serlo cuando se cree empleo”.

reportaje ActhungLos sociólogos coinciden en que el movimiento debe reinventarse para sobrevivir. “Mirando al futuro el movimiento del 15-M debe superar dos escollos: El primero, impedir que los antisistema violentos, sin sistema alternativo que proponer con la fuerza de la razón deliberativa, copen la movilización. El segundo fomentar la reflexión ciudadana en torno a muchas de las buenas cuestiones que han salido en las marchas y en las acampadas”, señala Elzo. “Los políticos han tomado nota de las reivindicaciones, su labor ahora –la del movimiento- es recordárselas”, afirma Bouza. La reforma de la ley electoral, primer objetivo. ¿Cómo hacerlo? “Crear un partido sería negar su propio origen”, sugiere inmediatamente Bouza. Foros, asambleas, encuentros digitales… las nuevas tecnologías multiplican las posibilidades. Lo fundamental, recuerdan los expertos, es preservar el legado del movimiento: la capacidad de la sociedad de pensar por sí misma. “Lo que han conseguido es importante, es un avance”, reconoce Bouza, escéptico del 15-M.La sociedad se ha dado cuenta de que puede y debe participar en la reflexión intelectual necesaria para configurar un futuro sostenible. Es el turno de las «cibervanguardias”, tal y como las ha bautizado Bouza. Después de todo, y aunque el 15-M desaparezca como tal, el movimiento de los “indignados” se mantendrá en pie. Esperando. Todavía hay mucho que hacer. Los responsables políticos, económicos, intelectuales y el conjunto de la sociedad no pueden claudicar ni dejarse impresionar por la dictadura actual de los mercados financieros que amenaza la paz y la democracia.

SPANISH REVOLUTION

15-M“¡Estamos hartos!” “¡No aguantamos más!” “¡Quiero trabajar, no emigrar!”. Pancartas escritas en castellano que han sido vistas en todo el mundo: la Piazza de la Santa Croce en Florencia, la plaza de la Bastilla en París, el Washington Square en Nueva York o la puerta de Brandenburgo en Berlín han sido testigos del movimiento. En Israel, el pasado 10 de agosto 300.000 personas salieron a la calle para exigir al primer ministro, Benjamin Netanyahu, un cambio sustancial a su política tributaria.

REDES SOCIALES

Los medios de comunicación llegaron tarde al 15-M. Quizás porque ellos también forman parte del sistema en las  primeras horas el tratamiento informativo de las protestas fue relegado a un segundo plano incluso en medios autodenominados progresistas. La prensa más conservadora ha intentado desacreditar el movimiento con titulares como: Chinches, drogas… y sexo en vivo o calificándolo como una revuelta de “okupas”. Quizá por ello en ell 15-M las redes sociales, especialmente Facebook y Twitter, se convirtieron en el canal informativo del movimiento, capaz de movilizar a miles de personas en Málaga minutos después de que la policía desalojase la plaza Cataluña, en Barcelona. Hashtags como #NoNosVamos, #AcampadaSol, #DemocraciaRealYa o #YesWeCamp, alcanzaron una popularidad inmensa y se convirtieron en trending topic internacional. “Las redes sociales sirvieron de catalizador del movimiento. Su papel consiste en canalizar respuestas rápidas y comunicar lo que ocurre, pero sin protestas en la calle no tendría sentido”, afirma Pastor.

Achtung | Revista independiente cultural e irreverente | literatura, música, cine, series, cultura, viajes, tendencias, arte, opinión, pintura, escultura, gastronomía, arquitectura, street art, discos, libros, películas

Comparte este contenido